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RATONERA
Tenía
una mínima de cómo cargar del todo y utilizar aquella glock, gracias a que de
vez en cuando, jugaba al airsoft con sus amigos. Un juego en el que se utilizan
réplicas muy reales de armas de todo tipo y balas de plástico para matarse
entre amigos divididos en equipos y pasar un buen fin de semana.
Nacho
apuntó el arma acompañado de temblores de miedo contra un ser y abrió fuego.
Sorprendido por el retroceso del arma, se detuvo un instante mientras veía caer
el pesado cuerpo del No-Muerto al suelo, pero pronto, se volvió a levantar.
Consiguieron
salir al exterior del aula llegando al pasillo. Nacho comprobó que las
escaleras que conducían definitivamente al aire libre, estaba invadida por una
inmensa marea de No-Muertos. Intentar salir por ese lugar, no era una opción.
Con un movimiento de cabeza, Ángel le indicó que entrasen en el aula de Física
en la que normalmente, a primera hora de un jueves, está vacía.
-¡Rápido,
a clase de Física! –gritó Nacho para que los que estaban atrás del grupo
supiesen hacia donde poner rumbo.
Zoey
y Rubén, que se encontraba en la cola del grupo intentando proteger la
retaguardia, oyeron el mensaje y pusieron rumbo a la clase que se encontraba al
lado: la de Física. Pero antes de llegar hasta allí, Rubén desvió la mirada por
última vez a la clase de historia, donde hasta hace escasos segundos, habían
estado ellos. En la entrada de esta,
unas dos docenas de No-Muertos, estaban devorando el cadáver del
policía. Pero lo que más le aterrorizó fue lo que vio después. Del aula, salió
una atractiva adolescente de corta falda y camiseta de tirantes ajustada,
empapada totalmente en sangre. Tenía una horrible herida en la base del cuello
y tenía una amputación severa, ¡Le faltaba todo el brazo derecho! Con un gemido
seco, aquella muchacha comenzó a caminar hacía él mientras una hilera de
intestinos bañados en sangre, salían de su abdomen y se enredaban en sus pies.
La chica, con venas oscuras remarcadas sobre una pálida piel, le miró con unos
ojos muertos de córnea amarilla. Una devastadora y profunda herida, resaltaba
en la cara de la joven.
Rubén
no pudo hacer más que vomitar al ver aquello, ¡Esa chica era Paula!, la amiga
de su clase a la que inútilmente, minutos antes había intentado salvarle la
vida. Y ahora estaba allí, andando como si todas aquellas heridas mortales que
tenía en su atractivo cuerpo, nunca hubiesen sido infringidas. Pero estaba
muerta, rematadamente muerte. En ese momento, Paula era un No-Muerto e iba a
por su carne.
¿Qué
significaba eso? ¿Era algún tipo de virus que si uno moría revivía como otro
más de esos diabólicos seres?
Ángel se adelantó para abrir la
puerta del aula de Física y con una rápido movimiento mandó entrar a todos, no
podían perder más tiempo, tenían a los muertos en los talones.
-¡Rápido,
entrad! –chilló Nacho colocándose a un lado de la entrada exterior dejando paso
a sus amigos para que entrasen mientras él los intentaba cubrir. Ángel entró el primero seguido del mareado Pablo
apoyado en Isma.
Zoey vio que Rubén estaba
paralizado observando a la nueva Paula, de un tirón, en el brazo, hizo que el
comunista empezase a reaccionar. Siguieron al grupo hasta la entrada pero un
No-Muerto agarró el tobillo de la chica.
-¡Joder!
–gritó Zoey intentando zafarse de las fuertes garras del monstruo. Rubén, con
un potente pisotón liberó a la joven, no iba a permitir que otra persona más
muriese sin él poder hacer nada. Pero de repente, unas frías manos le agarraron
por los hombros.
Todo
sucedió muy rápido, notaba como las manos aumentaron la presión del agarre y un
escalofrió recorrió su empapada espalda bañada en sudor cuando sintió que una
dentadura empezaba a rozar su cuello.
-Ayud…
-La palabra suplicante se vio interrumpida por el estruendo de un disparo.
Algo
extremadamente caliente, pasó muy cerca de la cara del comunista impactando de
lleno en la frente de Paula. Salpicaduras de gotas rojas de sangre rociaron la
aterrorizada y confusa cara de Rubén. La No-Muerto, salió despedida un par de
metros hacia atrás, momento que Zoey utilizó para devolverle el favor a su
amigo y ayudarle. Tirando de él, se dirigieron al interior de la clase que
ahora utilizarían como refugio. Antes de cerrar la puerta, Nacho realizo una
última visión del panorama.
A
lo largo de todo aquel edificio, se escuchaban gemidos y aullidos. Aquellos
gritos de dolor eran de otros supervivientes de otras clases que no habían
podido escapar de los No-Muertos. Vio como cinco de esos infernales seres
ponían rumbo a su refugio y sin detenerse más, cerraron la puerta de la clase.