sábado, 30 de marzo de 2013


1.4
EL PRINCIPIO DEL FIN


-¿Cómo? ¿El abuelo murió por culpa de papá?
-Hay muchas cosas que ignoras de tu padre. Isidro tiene un pasado negro. Me pidió que nunca le hablase de esto a nadie.
-¿Pero cómo murió?
-No hay tiempo para contártelo. Hace unos días descubrí algo…
-Abuela, ¿Qué has descubierto?
-Cariño, pase lo que pase has de ser fuerte…
-¿Pasar? ¿Qué va a pasar?
-Hijo, el mundo va a cambiar. Tu padre ya no es tu padre. Dijo que el mundo iba a sufrir un cambio, que todo volvería al orden natural de las cosas. Va a ocurrir algo horroroso y con consecuencias terribles. Cariño, si lo que he averiguado es cierto, tu padre tiene una gran razón para no poder dormir ni parar de llorar.
-¿Pero que va a ocurrir?
-Tormenta. Eso es lo que he averiguado. Una gran tormenta va a asolar el mundo –ahora su voz era ahogada, Nacho pudo deducir que su abuela estaba llorando al otro lado de la llamada.- Escucha Nacho, cuando todo va mal, cuando el infierno llega a la superficie de la tierra, es en ese momento cuando se muestra la verdadera naturaleza del ser humano.
Nacho escuchaba en silencio las palabras de su abuela, ¿A qué venía semejante discurso? ¿El infierno en la tierra?
-Y el verdadero aspecto del ser humano es muy traicionero… -la abuela continuó con su discurso.- Amigos que ahora son tus amigos pueden convertirse en tu peor pesadilla y gente a la que odias y nunca te diriges a ella, puede convertirse en tu mejor aliada. Confiar en alguien puede ser tu final y no confiar también puede serlo. Cada decisión y cada paso, puede conllevar grandes riesgos y sacrificios… ¿Hasta que punto estás dispuesto a realizar sacrificios por los demás?
La abuela se calló, Nacho estaba muy confuso, ¿Qué significaba todo aquello?
-Abuela… ¿Por qué hablas así? ¿Qué ha ocurrido?
-No es lo que ocurrió, cariño… Es lo que va a pasar.
-¿Pero qué es lo que va a pasar?
-Escucha Nacho –La abuela parecía agitada. Se escuchó algo romperse, como cristales rotos, ¿Quizás alguna ventana? Acto seguido se escucharon un par de golpes. Y lo que sonaba a… ¿Un disparo? Al que siguió un golpe seco.- Cariño, pase lo que pase no puedes decaer. Muchas personas confiarán en ti, posiblemente tú te conviertas en su última esperanza… -De nuevo otros golpes, un grito de la abuela y dos disparos…
-¡¡¡ABUELA!!! –gritó Nacho, que ya no escuchaba nada al otro lado del teléfono. ¿Qué le habría sucedido? De repente, el silencio se rompió con una voz que gritaba al otro lado del teléfono.
               -Recuerda Nacho, has de ser valiente. Todo ocurre por algún motivo… -Esas fueron las últimas palabras de su abuela antes de que se escuchasen cuatro disparos y luego… El silencio.
               El móvil se le resbaló de las manos y cayó al suelo. Nacho estaba en shock. Quería gritar pero no podía. Se sobresaltó cuando unas manos le agarraron por los hombros y se sorprendió al ver allí a su padre que con fuerza le abrazó.
               -Papá, ¿Qué está ocurriendo?
               -Hijo, tu abuela está bien, te lo prometo. Mañana hablamos, hablamos de lo que quieras, de lo de Zoe, de lo de la abuela y de por qué estoy así… Pero ahora duerme, lo vas a necesitar, mañana será otro día…
               Isidro le dio un beso en la frente y con su ayuda, Nacho se acostó. Estaba temblando de miedo. Su padre le volvió a abrazar y le dio más besos, esta vez en la mejilla mientras al oído, le susurraba palabras tranquilizadoras. Poco a poco se fue durmiendo. No tenía sueño, pero los ojos se le cerraban, estaba débil, se sentía cansado. Su cuerpo le pesaba, se dormía. ¿Por qué? No aguantaba más, sus ojos se cerraron para sumirse en un profundo sueño…
Isidro se levantó sin hacer el más mínimo ruido y mientras se guardaba un pequeño frasco en el bolsillo trasero de su pantalón, cerró la puerta de la habitación desde el exterior.
               -Nacho, mañana será un nuevo día… Una nueva oportunidad.
               Y de nuevo, internándose en las sombras de la casa desapareció.
               Eran las primeras horas del día 20 de diciembre. Los relojes señalaban las dos de la mañana y todo el mundo dormía tranquilo.
               Pero al mismo tiempo, también eran las últimas horas del mundo. Los minutos que le quedaba a la raza humana estaban contados…

sábado, 23 de marzo de 2013


1.3
EL PRINCIPIO DEL FIN


-Joder Baquetas, ¿Por qué no me has dicho nada? Tío, es bueno que hagas las paces con Guillermo, por supuesto. No podéis dejar que una mierda de enfrentamiento rompa la amistad que tenéis desde enanos. Al mismo tiempo, también tienes que arreglarlo con Zoe.
Nacho cerró los ojos y pulsó un botón para continuar viendo fotos. Eran las fotos del cumpleaños de Isma. Hace un mes, ¿A quien se le ocurría subirlas ahora? Fue Valentina, la novia de Isma quien lo hizo, seguramente ella no supiese que Nacho y Zoe lo habían dejado. El chico dejó volar su imaginación hasta ese día, cuando ambos estaban sentados en el jardín de la casa del cumpleañero, que vivía en Mos, un pequeño pueblo a escasos diez kilómetros de Vigo.
Había sido una gran fiesta que empezó con la entrega de un gran regalo que habían comprado a medias los ocho invitados que fueron al cumpleaños: un nuevo bajo de colores que simulaban llamas ardiendo sobre dos calaveras enfrentadas con tatuajes en las sienes. Luego, fueron a la piscina. Resultaba heroico bañarse en los últimos días del otoño en un lugar como Galicia, pero ellos lo hicieron un buen rato a pesar de la frialdad del agua. Por suerte, ese día había una buena temperatura en el exterior. Todos probaron el agua salvo Silvia, la amiga inseparable de Zoe, que temía coger una neumonía. Mientras se secaban, Nacho y su novia se sentaron en el verde césped recién cortado, seguramente de esa mañana, a secarse bajo el Sol como lo haría un lagarto posado en una piedra. Ambos se miraban, se querían, se amaban. Zoe se acercó y le dio un beso en los labios a su novio. Nacho sonrió y la miró fijamente. Con la mano derecha empezó a acariciar sus suaves mejillas mientras miraba fijamente sus profundos ojos color miel rasgados, realzados por unas cejas delgadas y alzadas, a juego con su pelo. Separó algunos mechones rebeldes que le tapaban el ojo izquierdo y jugó con ellos entre sus dedos. Su pelo dorado, se ondulaba como suaves olas de mar en un día calmado de viento y como las pequeñas dunas del desierto. Su frente lisa y una nariz mediana resaltaban su boca formada por unos labios rojos bien definidos, con una ligera elevación de las comisuras superiores y una buena definición del arco de Cupido. Sus labios se separaron y dejaron a la vista unos blancos dientes que formaron una tierna sonrisa que Nacho amaba. Nada podía salir mal, nada ni nadie los podía separar.
Ahora, pensar eso resultaba irónico. Nacho sintió como una lágrima le recorría la mejilla. Pasando la manga del pijama, se la secó. Acto seguido decidió despedirse de su amigo para irse a dormir.
-Bueno tío, me voy a dormir que hoy estoy un poco cansado. Mañana nos vemos.
-Si, mañana nos vemos y hablamos en persona. Hasta luego.
Nacho cerró el Tuenti, detuvo la música y apagó el portátil. Se levantó para estirar un momento las piernas y cogió la taza de leche para llevarla de nuevo a la cocina, pero algo le detuvo. Su móvil empezó a vibrar, alguien le estaba llamando. ¿A la una de la noche? Quizás fuese Zoe o Guillermo. Pero no, no era ninguno de los dos, era su abuela ¿Su abuela llamándole a estas horas de la noche? Nacho descolgó el móvil y empezó a hablar:
-¡Hola abuela! –dijo Nacho intentando parecer lo menos extrañado posible.
-Hola cariño –contestó saludando la abuela desde el otro lado del aparato.- ¿Qué tal estás?
-Bueno, he tenido momentos mejores… ¿Tú que tal por Coruña? –Preguntó Nacho queriendo saber que tal le iba. Su abuela llevaba viviendo desde pequeña en A Coruña y en esa ciudad tuvo a su hijo, su padre. Pero este, por trabajo se mudó a Vigo y allí conoció a Sol, con la que se casó y tuvo dos hijos.
-Bien bastante bien. Aguantando a tu primo pequeño de tres años, es un gitano. No para de hacer gamberradas. Pero bueno, es pequeño, todos lo fuimos. –Durante unos segundos hubo silencio. Nacho echaba mucho de menos a su abuela, pues la quería muchísimo y aunque A Coruña y Vigo no estuviesen a mucho más de 150 kilómetros, no tenían la oportunidad de verse muy a menudo, por lo que cada semana hablaban por teléfono.
-¿Por qué hoy has llamado tan tarde?
-Sé que no todo va bien en tu casa. Tu padre…
-Abuela, ¿Cómo sabes lo que está pasando? ¿Qué es lo que sabes? –Preguntó Nacho interrumpiendo a su abuela un tanto desconcertado. La anciana se quedó callada durante unos segundos y no pasó un rato hasta que retomó la palabra.
-Tu padre es alguien que odia como es el mundo: la existencia de tantas desigualdades entre humanos, la desaparición de los bosques vírgenes, las guerras, la posibilidad de una tercera guerra mundial por la ambición humana… Desde pequeño, Isidro quiso cambiar el mundo, creció y se desenvolvió con esos ideales. Era su sueño; cambiar el mundo sin importar el cómo ni las consecuencias, obtener un mundo mejor y de paz su objetivo. Tuvo muchos problemas por esos ideales, demasiados… Aseguraba que tenía la solución para terminar con la corrupción, las desigualdades y los problemas mundiales; pero era una solución radical. Desde que tu abuelo murió por culpa de esa supuesta solución, Isidro no volvió a hablar ni a tocar nunca más su plan. O eso pensaba yo…

lunes, 18 de marzo de 2013


1.2
EL PRINCIPIO DEL FIN


-Ey Chuck, ¿Qué tal? –Dijo Nacho a través del tuenti a su amigo para empezar a entablar la conversación.
               -Tío, cuantas veces he de decirte que Chuck Norris fue campeón de karate, no de kung fu –contestó su amigo casi al instante. Él y Nacho eran amigos desde muy pequeños, casi desde que no tenían un uso de la razón perfecto. Su amistad se forjo aun más, cuando años atrás, los dos empezaron a practicar diferentes artes marciales: el judo y el kung-fu. Desde ese momento, surgió entre los dos una fuerte amistad basada en picarse el uno al otro defendiendo que su arte marcial era mejor. Con el paso de los años se volvieron íntimos y salió la fama de considerarlos hermanos de otra madre, uña y carne, almas gemelas. Si uno de los dos un día faltaba, la clase le preguntaba: <<Oye Baquetas, ¿Dónde está Ángel?>> y viceversa. Aunque también <<No se, pregúntale a Ángel y Nacho>> y esto llevo a errores como <<¿Baquetas y Ángel son gays?>>. No, no lo eran, pero bastante gente los admiraba por haber conseguido crear una tan fuerte amistad y nunca haberse peleado.- Por cierto Baquetas, ¿Qué tal va la canción?
               -Bueno, va yendo. Estoy atrapado en una parte que no me gusta el resultado. Pero tranqui, que en poco la tengo acabada.
               -Muy bien Baquetas –contestó Ángel acompañado de un emoticono amarillo guiñando un ojo al final de la frase. La frase fue enviada y Ángel la releyó. Baquetas; ¿Cuánto tiempo llevaban llamando a Nacho por aquel mote? Recordó que surgió un día a manos de Guillermo e Isma, el cantante y el bajista del grupo que juntos los cuatro tenían formado. Fue un día que estaban ensayando, hace casi tres años en casa de Guillermo. Sí, desde ese momento en que surgió por primera vez el nombre de “Baquetas” entre risas y bromas, la mayoría de la gente lo llama así y es que a Nacho, no le importa, respondía a cualquiera de los nombres.- Sigue así y llegarás lejos
Nacho sonrió al leerlo. Ojalá fuese así, le encantaba escuchar música pero aun le gustaba mucho más tocarla y componerla. Su sueño, por difícil que fuese y por muchas veces que su padre se lo hubiese intentado quitar de la cabeza, era llegar lejos con su grupo. Sí, él lo tenía muy claro, Iron Dreams saldría adelante. Ya era hora de que la esencia de los 80 volviese y tenía aun más claro que con su grupo lo conseguirían.
-Por cierto, la parte del solo ya la habrás ensayado ¿No? –preguntó Nacho tras poner otra canción, pues la de Iron Maiden ya había terminado. Ahora, la que sonaba era Princess of the dawn, de Accept.
-Esta vez me has puesta uno complicado, Baquetas. Pero ya sabes que no hay un solo que se resista ni a mi púa ni a mi guitarra –Ángel también sonrió al engrandecerse tanto, aunque la verdad es que mucho no exageraba. Llevaba desde los 9 años tocando la guitarra eléctrica y se sentía muy seguro con ella. El instrumento, era su quinto mejor amigo, inseparable hasta la muerte.- ¡Tío!, lo he conseguido, por fin me sale entero el puñetero solo de esta canción: http://www.youtube.com/watch?v=nM__lPTWThU. Me costó un huevo, pero ahora ya me siento genial conmigo mismo –Nacho intrigado por saber que solo sería el que su amigo consiguió aprender a tocar a la perfección, clickeó en el link y este le llevó a un vídeo de youtube: Painkiller de Judas Priest. De nuevo el chico sonrió, ese tema también era uno de sus favoritos. En realidad, casi todos los temas del movimiento heavy de la década de los 70 y 80, les gustaba a los cuatro amigos que formaban la banda. Siempre maldecían no haber podido nacer en los 70 en Reino Unido, cuando aun estaba empezando grupos como Judas Priest o Black Sabbath.
-Así me gusta chaval, tú también llegaras lejos, eso sí, solo conmigo. No nos vendas.
-¿Venderos dices? No digas tonterías, por Slayer te juro que no os venderé -Nacho se quedó satisfecho al leer las palabras de su amigo. Si hacía una promesa como esa, era que lo decía en serio, pues Slayer, para Ángel, era algo sagrado, tan sagrado como la vida misma. Tenía dos tatuajes de ese grupo, uno en el hombro derecho y otro en el tobillo contrario. Su cara se veía endurecida debido a la multitud de golpes que recibía en su arte marcial y sus ojos reflejaban concentración y dureza, la cual Nacho nunca había llegado a ver a manos de su amigo. Además sus ojos muchas veces quedaban tapados por un largo mechón negro de su pelo, negro como el carbón y las alas de un cuervo. Por esta razón, su amigo Guillermo, le puso el mote de Crow, aunque este no tuviese ni el más mínimo éxito como lo tuvo el de Baquetas. Por lo demás, su cabello era más o menos de la longitud de su compañero. Los mechones de atrás eran suaves y sedosos, mientras que los de arriba los tenía en punta, simulando el cabello de personajes de manga. Para quien no le conociese, podía resultar un tanto serio y dormido, apagado. Pero Ángel era todo lo contrario a lo que la gente pensaba. Era alegre y despierto, honrado y seguramente el más fiel de los cuatro amigos. Al mismo tiempo era muy prudente y mientras sus tres amigos iban lanzados en situaciones adversas, él era el precavido y sabía como controlar una situación difícil.
Nacho ya no contestó al último mensaje de su amigo, era hora de contarle todo lo que había sucedido. Dudó unos instantes pero sus dedos empezaron a teclear el teclado.
-Escucha Ángel –Nacho envió el mensaje y dudó en como seguir, pero al final se decantó por continuar.- No se si lo sabes, pero Zoey y yo lo dejamos hace un par de semanas.
-Vaya tío, no lo sabía. No veas cuanto lo siento, en serio –Ángel tampoco sabía exactamente como continuar.- Supuse que lo habías dejado, estos días estabas bastante jodido. Lo intentabas disimular, pero a mi no me engañas tronco. Además, es normal que suspendamos como mucha una, pero tres, sobre todo en ti, es muy extraño. ¿Pero que pasó? ¿Por qué lo dejasteis? Parecía que estabais muy felices juntos.
-Y lo estábamos. Pero no se… –Nacho paró de escribir unos instantes, con la mirada fija en la pantalla tomó el vaso de leche y lo empezó a beber a sorbos, al tiempo que pinchaba las 45 fotos nuevas. Empezó a verlas, unas eran del concierto del viernes de hace tres semanas de Rust in peace, una banda de unos amigos suyos fans hasta la muerte de Megadeth. El batería de aquel grupo, Michi, iba en su clase. Les encantaba a los dos quedar de vez en cuando y picarse mutuamente para mejorar su técnica en su instrumento. La verdad es que estaban igualados respecto a técnica, unas veces ganaba uno y otras veces ganaba el otro. Pero aun así, Nacho reconocía que su amigo de greñas largas hasta casi el culo, era mejor que él. Habría que entrenar más para superarle.
-¿Estás? –pregunto Ángel intentando llamar la atención de su amigo. No quería parecer pesado, pero ahora quería averiguar que había ocurrido.
-Si, perdona –se disculpó Nacho, que dio un nuevo sorbo a su leche.- Como decía, las cosas se empezaron a complicar. No sé si lo sabes, pero su padre estaba un poco enfermo. Padecía una enfermedad totalmente inusual. Este último mes empezó a empeorar. Zoe ya no podía quedar conmigo ni con nadie. Por eso faltó unos días a clase. Y no sé que coño hizo mi padre por el medio, pero un día, hace, dos semanas, fue al hospital y habló con Zoe. Tras esto, ella llegó junto a mi y llorando me dijo que lo teníamos que dejar, que lo nuestro no iba a funcionar –Nacho volvió a dejar de escribir para continuar viendo las fotos y para despejar su mente. La siguiente tanda, era del concierto de Iron Dreams, hace una semana en Castrelos, un parque de Vigo que aquella noche se llenó de grandes apasionados del metal. Pero entonces, recordó que aquel concierto no le salió tan bien como solía ocurrir siempre, pues estaba distraído pensando en Zoe que aquel día no estaba entre la primera fila del público, como solía hacer. Aquellas meteduras de pata en el concierto, hicieron que la buena conexión entre Guillermo y él, empezase a fallar.
Nacho dejó de pensar en ello y dio un último sorbo a su vaso de leche y la posó sobre la mesa para continuar hablando con Ángel, al cual no le había terminado de contar todo.
-Le pregunté a mi padre qué le había dicho, que qué le había pasado. Él simplemente se limitó a responderme que estaría mucho mejor así, que de esta manera no sufriría y que algún día se lo agradecería. No acabo de entender nada.
-¿Estaría con otro?
-No lo se, he intentado volver a hablar con ella pero me evita. Me evita con lágrimas en los ojos. Algo le tuvo que decir mi padre, pero él no me lo dice. Y estoy harto, hasta los mismísimos testículos del Minotauro. No me quiere decir nada, ha jodido lo nuestro y no me quiere contar una mierda. Está haciendo mucho daño a mi madre… Mañana voy a hablar con él, tengo que averiguar porque esta haciendo todo esto.
-Pues tío, Nacho, lo siento de verdad. Parecíais muy felices.
-La verdad es que sí, pero por culpa de esto también he tenido una pelea con Guillermo. No sé muy bien que ha pasado, de toda la vida él tiene poca paciencia y tiene muchos humos y aire de chulería. Ensayando el anterior lunes, el día que tú no pudiste venir, tuvimos una discusión. Nos empezamos a cabrear, los dos. Isma intentó detener la estúpida discusión, pero entre mierda y mierda acabamos enfrentados de verdad. No sé si esto es así, pero quizás el futuro del grupo no sea del todo claro como continuemos cabreados. Ahora, no nos dirigimos la palabra…

domingo, 17 de marzo de 2013


1
EL PRINCIPIO DEL FIN

Definitivamente, mañana sería un día caótico, apocalíptico. Nacho tendría que despertarse temprano para poder coger el bus e ir al colegio con su hermana, al tiempo que seguramente aun estaba con el desayuno en la garganta. Luego, ya en la escuela, quedaban por delante seis horas de lo que no eran unas clases muy apasionantes, mientras recibía alguna que otra nota de evaluación no muy satisfactoria, pues el final del trimestre era al día siguiente. Por la tarde, nada más terminar de comer, tocaba ensayo con su grupo y luego, salir corriendo al gimnasio donde a toda velocidad se pondría el kimono para realizar su deporte favorito: judo. Por último, por la noche era la hora de la cena con la clase y, todo el mundo sabe que después de una cena de esas, toca ir de fiesta por Vinos.
               Pero para eso aun quedaban unas horas. Un pitido le despertó de sus pensamientos: el microondas había acabado de calentar la leche que se tomaba después de cenar en su habitación. Abrió la puerta del aparato y saco una caliente taza que soplándola, la transportó hasta la mesa. Desvió la mirada hacia la ventana para ver si el tiempo había mejorado un poco, pero no. Seguía lloviendo “a cántaros”, todo lo contrario de los días anteriores, que había lucido un Sol espléndido. Gota tras gota, la lluvia empapaba la ventana y hacía que en el exterior hiciese mucho frío, más del que normalmente hace en Vigo.
               Separó la silla de la mesa y se sentó. Su mirada se posó en el vaso de leche y sus pensamientos empezaron, de nuevo, a flotar. <<¿Por qué Guillermo siempre tenía que hacer las cosas tan difíciles?>> se preguntó Nacho mientras jugueteaba con la cuchara, dentro de la taza, recreando pequeños remolinos en la leche. Su mirada se centraba en élla, viéndola girar y girar hasta que al final, sus ojos se posaron en su madre, que acababa de entrar en la cocina y con cara de pena miraba a su hijo.
               Los dos intercambiaron una mirada y la madre comenzó a hablar con una voz baja y deprimida.
               -Cariño, ¿Te ocurre algo? –Preguntó su madre sabiendo que la simple respuesta que iba a recibir de su hijo era un <<No>>.
               -No, nada -Nacho negaba con la cabeza al tiempo que daba la esperada respuesta por su madre.- Tranquila, mamá.
               La madre dio por hecho que la conversación ya había terminado, así que se volvió y cuando se disponía a salir por el mismo lugar que entró, Nacho continuó hablando.
               -Mis problemas son los típicos de un adolescente. Sin embargo, a papá si le pasa algo, ¿Qué le ocurre?
               La pregunta pilló por sorpresa a Sol y no pudo evitar que sus ojos se inundaran en lágrimas. Lentamente se acercó a su hijo, cogió una silla y se sentó. Le tomó la mano y con voz entrecortada respondió.
               -No lo sé… -Sol negaba con la cabeza, Nacho la miró y esbozó una pequeña mueca de tristeza.- No lo sé cariño… Desde hace unas semanas, tu padre está muy extraño, distanciado: casi no duerme y los días que lo hace se sobresalta al tener pesadillas, pesadillas que tampoco me cuenta. Los días que no se acuesta, se pasa toda la noche mirando por la ventana mientras llora en silencio. Yo le pregunto siempre que le ocurre, pero no me quiere contar nada, me evita, te evita, evita a tu hermana Natalia, evita a todos… Hace ya un par de semanas que no sale con ninguno de sus amigos a tomar unas copas, hace tiempo que no va al trabajo. Tu padre ya no es el mismo y no se por qué…
               Sol estalló en sollozos y abrazó con fuerza a su hijo. Nacho le devolvió el abrazo y, mientras se secaba una lágrima que emanaba de su ojo derecho, vio como al final del pasillo, su padre entre las sombras les observaba. Luego, sin decir nada, se metió en su habitación todavía sumergido en el mundo de oscuridad en el que se ahogó unas semanas atrás. ¿Qué le habría ocurrido?, ¿Le habrían despedido?, ¿Habría muerto algún ser querido? No lo sabían, pero si era así, ¿Por qué él, no lo contaba?
               El abrazo se rompió cuando Sol se separó y miró con pena a su hijo. Forzó una sonrisa al tiempo que intentaba retomar la conversación
               -Lo siento por llorar delante de ti. Se supone que una madre tiene que ser fuerte.
               -Y lo eres, pero todo el mundo tiene un límite. Mamá, no puedes decaer. Ya verás como en nada todo se arregla y vuelve a la normalidad –le dijo Nacho al tiempo que le daba un beso en la frente.- Ahora tengo que ir a arreglar mis propios asuntos. No sigas llorando, que si no aun vas a contagiar a un chico duro como yo.
               Sol volvió a sonreír de nuevo, pero esta vez con el corazón. Quería a su hijo, lo amaba más que a nada en el mundo junto a su otra hija Natalia y a su marido, Normalmente, las conversaciones con su hijo eran cortas y escasas, no tenían una relación de la que pudiera presumir; sin embargo, en determinadas ocasiones, los dos se sinceraban y se hablaban con el corazón. 
               -Claro, ve –dijo la madre al tiempo que animadamente le revolvía el pelo a su hijo.
               Nacho dedicó una última sonrisa a su madre y se levantó de la silla cogiendo la taza de la leche y anduvo por el pasillo hasta llegar a su habitación.
Por el camino, se frotó los pelos para volverlos a dejar en su sitio. No le gustaba mucho que la gente le tocase su cabello. Tardó varios años y unos cuántos cabreos con su madre para dejarlo como a él le gustaba, largo hasta la altura de los hombros y de un color brillante siendo una mezcla entre el rubio y el castaño que incluso a veces la gente le preguntaba si era color natural o mechas. Lo tenía rizado pero al mismo tiempo un tanto cardado, como lo tenían algunos de sus ídolos como Poison o Ratt. Se notaba que lo tenía muy cuidado y que su pelo era algo muy preciado para él.  A Nacho le encantaba su pelo, pero a su mejor amiga, Zoey, lo que más le gustaba eran sus ojos oscuros, concentrados e impenetrables, pero también serenos y soñadores. A Zoey, le encantaba pasar tarde enteras con Nacho, sentados los dos juntos en el Parque de Castrelos, hablando y mirando sus ojos, sumergiéndose en su interior intentando adivinar sus pensamientos, pero eso era imposible. Y eso Zoey lo sabía mejor que nadie.
Con una mano fuerte y ágil, llena de pequeñas heridas y callos, debido al judo, abrió la puerta de su habitación y entró. Encendió la luz y miró a su alrededor. Aquel lugar era su pequeña, pero cómoda morada. Un lugar propio que adquirió cuando dejó de dormir en la misma habitación que su hermana pequeña. Las paredes rebosaban de posters de sus grupos favoritos, como Iron Maiden, ACDC, Judas Priest y Helloween. En una esquina, junto a la ventana, se encontraba su batería, su gran y fiel amiga desde los seis años. Amaba tocar ese instrumento, le relajaba y era su vía de escape a un mundo sin preocupación. Al lado contrario, se encontraba la cama y junto a esta, la mesa con una silla de oficina color verde fosforito frente a ella. En la mesa, apoyó la taza y abrió el portátil al tiempo que tomaba asiento en la silla. Resopló y bajó la cabeza apoyándola sobre las manos, tenía que despejarse. Estas últimas semanas habían sido interminables y odiosas; acababa de tener todos los exámenes finales, acababa de romper con su novia, acababa de enfadarse con uno de sus mejores amigos y ahora ese estúpido y extraño comportamiento de su padre. ¿Qué había hecho para que todo fuese tan mal? Frotándose los ojos, volvió a alzar la cabeza y desvió la mirada hacia la izquierda, donde al lado de la puerta, había una foto que hace un par de semanas pensó en descolgar, pero cambió de idea. Todavía recuerda a la perfección aquel día que se sacó la foto con Zoey, cuando, de aquella, aun estaban saliendo. Sonrió con amargura al recordar todos los buenos momentos que pasaron juntos, las largas horas charlando, sentados o paseando por las calles, parques y playas de Vigo. Aquella foto fue del día en que empezaron a salir, en la playa de Samil; Ya habían acabado todos los exámenes de 3º de ESO y quedaban un día o dos para que empezasen las vacaciones de verano. Nacho voló hasta ese día, en el que por fin, tras tanto tiempo, se armó de valor y le dijo a Zoey sus sentimientos. Llevaba mucho tiempo siendo amigo de su exnovia, más o menos desde los 5 años, cuando los dos jugaban en los columpios del colegio. Con el paso de los años, se empezaron a distanciar, cada uno tomó su propio camino en primaria. Pero luego, en la ESO volvieron a hablarse como hacían los primeros días y fue cuando Nacho se enamoró perdidamente de una de sus mejores amigas.
Romper con Zoey provocó en parte el enfado que actualmente tenía con uno de sus mejores amigos: Guillermo. Según él, su carácter había cambiado mucho desde que lo dejaron. Pero en opinión de Nacho, Guillermo estaba equivocado. Seguía siendo tan alegre y afable como siempre, atento y generoso y más de una vez dio la cara por los demás, cosa que provocó que la mayoría de su clase lo quisiese como delegado, aunque él desde un principio dijese que no. Seguía siendo despierto, sereno y simpático, pero cuando la situación lo requería, se volvía serio y sacaba su genio violento. Aunque supiese judo y fuese cinturón negro, nunca lo utilizaba como arma. Siempre intentaba resolver las situaciones con la palabra, aunque esto no siempre fuese posible. Según varios amigos era decidido y muy inteligente aunque no siempre utilizase dicha característica. Según Zoey, la opinión que en si más le importa, era soñador, muy divertido y quizás un tanto rebelde, característica que Nacho defendía diciendo que era necesario ser rebelde para ser joven y ser activo para saber que aun estás vivo.
Dejó de flotar en sus sentimientos y decidió volver al mundo real. Cuando vio que su ordenador ya se había iniciado, se puso los cascos y empezó a sonar Hallowed be thy name de Iron Maiden, el tema favorito de Nacho. Abrió el tuenti, revisó las notificaciones que tenía y vio que estaba etiquetado en 45 fotos nuevas. Luego las vería y comentaría, pues primero lo que quería hacer era ver quien estaba conectado así que se puso a revisar. ¡Bingo!, su mejor amigo, Ángel, estaba conectado.