viernes, 3 de enero de 2014

13.2
SIN SALIDA

Aquella frase golpeó como plomo a todos los supervivientes. Estaban en una cárcel… Esas palabras eran las más reales pero más atormentadoras que habían escuchado hasta ese momento.
               -¡Estamos y moriremos en esta puta cárcel si no hacemos nada para evitarlo! –Replicó Nacho intentando levantar la moral de sus amigos
               -¿Y qué coño quieres hacer? –Preguntó Rubén perdido de los nervios.
               -Sencillo. Escapar por la única salida posible: las ventanas –contestó Nacho.
               -¿Pero tú has escuchado algo, Baquetas? –Refutó Isma.
               -Dejadme explicar; es muy sencillo. Solo tenemos que entrar en el cuartito y coger algo que nos sea útil –comenzó a explicar el adolescente mientras ya ponía rumbo al lugar citado.- Además, cuando escapemos, probablemente necesitemos material, en ese cuarto, Jaime guarda de todo. Tendremos todo lo que necesitamos.
               -Y cabe la posibilidad de que también haya medicamentos para Pablo. Es verdad –comentó Ángel esperanzando levantándose de la pared en la que se había apoyado.-, ¡Puede ser una mina de oro!
               El resto del grupo se miró, quizás abrir aquella puerta era la única que opción que tenían para poder escapar de allí con vida.
               Nacho apoyó la Glock en la mesa más cercana y agarró el pomo de la puerta que cerraba el cuarto. Con un fuerte tirón, la abrió.
               Se estremeció al llegarle a las fosas nasales, un leve aroma a sangre y a partir de ese momento, todo sucedió muy rápido.
               Un montón de material de laboratorio amontonado en el interior del cuarto, al lado de la puerta de este, se vino abajo con un gran estruendo al caer y fragmentarse en el suelo. Tras eso, de la oscuridad de la habitación, emergieron un par de brazos de un color cerúleo y después, el resto del cuerpo. El profesor de Física y Química, un hombre de unos cincuenta años, con un polo azul marino teñido en sangre estirado debido a la barriga cervecera, una expresión muerta en los ojos y una boca ensangrentada y ferozmente abierta. Un No-Muerto.
               Los reflejos obtenidos a través del judo, fueron lo que le salvaron la vida a Nacho en ese preciso instante. Consiguió dar un veloz paso atrás que evitó que el No-Muerto le sentenciara con una devastadora dentellada en la yugular.
               Sin embargo, el muerto tropezó con todo el material de laboratorio, desperdigado por el suelo y dio un par de traspiés para a continuación, caer encima del adolescente. Nacho, no consiguió alcanzar la pistola antes de que todo el peso de su ex-profesor le cayera encima y con él impulso de los dos, acabasen aterrizando en el suelo.
               El adolescente tenía al monstruo totalmente pegado a él, casi podía sentir su respiración, si la tuviese. Consiguió mantener la boca del No-Muerto alejado de su carne al sujetarle los brazos y tener la pierna derecha semiflexionada entre los dos.
               -¡AYUDA! –Gritó Nacho desesperado comenzando a notar dolorosos calambres en los brazos al mantenerlo encima suya impidiendo que el enloquecido profesor clavase sus dientes es su cuerpo.- ¡Joder, sacádmelo de encima!
               Ángel pensó a toda velocidad y mientras Isma, Zoey y Rubén se levantaban corriendo a liberar a Nacho del No-Muerto, él corrió a por la Glock.
               El muerto, sin demostrar ninguna sensación de cansancio, continuaba su cometido de mater y devorar a su presa. Abría y cerraba la mandíbula sin cesar, cada vez más cerca del cuello de Nacho, más cerca.
               El chico ya no podía más, más cerca.
               Con un gruñido de dolor, Nacho, notó como los dientes del No-Muerto estaban a menos de cinco centímetros de su cuello y cada vez aun más cerca, más cerca, más…

               Un aullido de sorpresa resonó por toda la clase, un gritó que estremeció y dejó sin respiración a los seis supervivientes. El rostro de Nacho palideció al momento. Ese grito había emergido de su propia garganta al notar como el No-Muerto cerraba sus fauces sobre él. No sintió dolor, solo algo líquido y pegajoso sobre la base de su cuello, ¿Así era la muerte?

No hay comentarios:

Publicar un comentario