No sé si todos los que me seguíais en este blog, sabéis que ahora la historia la he recomenzado en uno nuevo en el que voy subiendo pequeños fragmentos cada dos semanas. Me gustaría que si os apetece y tuvieseis tiempo, le echaseis un vistazo al nuevo blog que tiene este enlace: http://pandemiathelastday.blogspot.com.es/
Una vez más mis más sinceras gracias.
Un saludo y recordad: sobrevivid...
PANDEMIA
jueves, 29 de enero de 2015
domingo, 20 de julio de 2014
He de anunciar que debido a unos problemas, he cambiado la dirección de mi blog y estoy volviendo a subir los capítulos de mi novela desde el principio, esta vez mejorados. La nueva dirección de mi blog es: http://pandemiathelastday.blogspot.com.es/ y espero que continuéis visitándola y, sobretodo disfrutándola como antes o incluso más. Disculpad las molestias y recordad: Sobrevivid en esta terrible pandemia...
martes, 21 de enero de 2014
13.3
SIN SALIDA
Esa fue la oportunidad que el adolescente estaba esperando e intentó escapar. Pero el
profesor, todavía agarraba con ansias la vestimenta del chico. Joder, ¿Es qué
esos seres no sentían nada? Cualquier humano, con semejante golpe en la espalda
contra el marco de esa puerta –mal acabada, en pésimo estado y completamente
astillada-, se estaría retorciendo de dolor. Sin embargo aquel ser no mostraba
sensación alguna de dolor.
No sentían, no
morían. Máquinas perfectas de matar.
Nacho
consiguió, tras agitarse violentamente, zafarse de las garras del monstruo.
Rápidamente, aprovechó esa oportunidad y se deslizó hacia atrás a una velocidad
vertiginosa, hasta ser frenado al chocar con la cabeza con la punta de un
pesado mueble metálico.
El golpe lo
aturdió viendo miles de puntitos de colores. Después, todo se había vuelto
negro. Aquello era el fin, el jodido fin.
Unas manos lo
agarraron y tiraron de él al tiempo que el estruendo del disparo le hacía
estremecer aun más. Aquellas manos que le agarraban, lo alejaron de la entrada
del cuartito y acto seguido, le abrazaron. Todavía con los ojos medio borrosos,
pudo adivinar que Zoey era la que le estaba abrazando y al mismo tiempo, estaba
saboreando un sentimiento que nunca antes había sentido: el de saber que
todavía estaba vivo.
-Tranquilo –le
susurró Zoey al oído.- Ya ha pasado todo.
-¡Todavía no!
–Gritó Isma
El No-Muerto
que acababa de recibir un disparo en la mandíbula, aun no se había rendido y
enloquecido y lleno de ira, buscaba la revancha. Se levantó y con la mandíbula
medio desconfigurada, emitió un espeluznante gemido.
-¡Dios!, ¿No
se suponía que si les disparabas a la cabeza, los matabas? –Preguntó Ángel
desesperado mientras apuntaba al ser que ahora iba directamente a él con los
brazos extendidos.
-¡A la
cabeza!, ¡Apunta al cerebro, en la frente! –Gritó Nacho jadeando, intentando
recuperarse del ataque.
Ángel asintió
varias veces nervioso, dando a entender que y había comprendido a donde debía
disparar. De nuevo, alzó la Glock y disparó. La caliente bala hizo impacto en
la blanca pared, había fallado. Empapado en sudor, rectificó y apuntando mejor,
abrió fuego dos veces seguidas.
El profesor
cayó al suelo y como por arte de magia, dejó de moverse. El cadáver quedó
tumbado en una posición totalmente natural, como si tan solo estuviese dormido,
cerca de la entrada del cuarto, dejando un charco de sangre a su alrededor.
Ángel fue
asaltado por unas arcadas que remataron en vómito. Acababa de matar a una
persona. Eso era delito ¿No? No, ya no. El chico disparó porque aquel
esquizofrénico les estaba intentando matar. Aquello le alivió más o menos, él
no era culpable.
Mientras,
Nacho todavía respiraba entrecortadamente mientras con sus manos, palpaba cada
centímetro de su hombro al cuello, intentando encontrar su herida. Pero no la
halló por el mero hecho de que el No-Muerto, no le había llegado a morder
carne. Lo único que aquel ser había arrancado, fue la mitad de la capucha y
cuello de la sudadera. Y el líquido que había sentido era la sangre coagulada
que el profesor tenía acumulada en la boca.
Respiró todo
lo aliviado que pudo, ya que en una situación como esa, uno no alcanzaba a
relajarse del todo.
Esos cuatro
disparos, habían sido como un detonador. Los golpes en la puerta de los
No-Muertos, se habían multiplicado.
Y es que en
realidad, a menos de dos metros, al otro lado de la puerta, más de treinta
muertos, reclamaban incansables a sus presas.
Y tarde o
temprano, las atraparían.
Sin embargo,
Nacho sin llegar a aceptarla, con un último esfuerzo, consiguió rodar sobre su
cadera hacia la izquierda y de este modo, conseguir que el cuerpo del monstruo
impactase contra el marco de la puerta.
Esa fue la
oportunidad que el adolescente estaba esperando e intentó escapar. Pero el
profesor, todavía agarraba con ansias la vestimenta del chico. Joder, ¿Es qué
esos seres no sentían nada? Cualquier humano, con semejante golpe en la espalda
contra el marco de esa puerta –mal acabada, en pésimo estado y completamente
astillada-, se estaría retorciendo de dolor. Sin embargo aquel ser no mostraba
sensación alguna de dolor.
No sentían, no
morían. Máquinas perfectas de matar.
Nacho
consiguió, tras agitarse violentamente, zafarse de las garras del monstruo.
Rápidamente, aprovechó esa oportunidad y se deslizó hacia atrás a una velocidad
vertiginosa, hasta ser frenado al chocar con la cabeza con la punta de un
pesado mueble metálico.
El golpe lo
aturdió viendo miles de puntitos de colores. Después, todo se había vuelto
negro. Aquello era el fin, el jodido fin.
Unas manos lo
agarraron y tiraron de él al tiempo que el estruendo del disparo le hacía
estremecer aun más. Aquellas manos que le agarraban, lo alejaron de la entrada
del cuartito y acto seguido, le abrazaron. Todavía con los ojos medio borrosos,
pudo adivinar que Zoey era la que le estaba abrazando y al mismo tiempo, estaba
saboreando un sentimiento que nunca antes había sentido: el de saber que
todavía estaba vivo.
-Tranquilo –le
susurró Zoey al oído.- Ya ha pasado todo.
-¡Todavía no!
–Gritó Isma
El No-Muerto
que acababa de recibir un disparo en la mandíbula, aun no se había rendido y
enloquecido y lleno de ira, buscaba la revancha. Se levantó y con la mandíbula
medio desconfigurada, emitió un espeluznante gemido.
-¡Dios!, ¿No
se suponía que si les disparabas a la cabeza, los matabas? –Preguntó Ángel
desesperado mientras apuntaba al ser que ahora iba directamente a él con los
brazos extendidos.
-¡A la
cabeza!, ¡Apunta al cerebro, en la frente! –Gritó Nacho jadeando, intentando
recuperarse del ataque.
Ángel asintió
varias veces nervioso, dando a entender que y había comprendido a donde debía
disparar. De nuevo, alzó la Glock y disparó. La caliente bala hizo impacto en
la blanca pared, había fallado. Empapado en sudor, rectificó y apuntando mejor,
abrió fuego dos veces seguidas.
El profesor
cayó al suelo y como por arte de magia, dejó de moverse. El cadáver quedó
tumbado en una posición totalmente natural, como si tan solo estuviese dormido,
cerca de la entrada del cuarto, dejando un charco de sangre a su alrededor.
Ángel fue
asaltado por unas arcadas que remataron en vómito. Acababa de matar a una
persona. Eso era delito ¿No? No, ya no. El chico disparó porque aquel
esquizofrénico les estaba intentando matar. Aquello le alivió más o menos, él
no era culpable.
Mientras,
Nacho todavía respiraba entrecortadamente mientras con sus manos, palpaba cada
centímetro de su hombro al cuello, intentando encontrar su herida. Pero no la
halló por el mero hecho de que el No-Muerto, no le había llegado a morder
carne. Lo único que aquel ser había arrancado, fue la mitad de la capucha y
cuello de la sudadera. Y el líquido que había sentido era la sangre coagulada
que el profesor tenía acumulada en la boca.
Respiró todo
lo aliviado que pudo, ya que en una situación como esa, uno no alcanzaba a
relajarse del todo.
Esos cuatro
disparos, habían sido como un detonador. Los golpes en la puerta de los
No-Muertos, se habían multiplicado.
Y es que en
realidad, a menos de dos metros, al otro lado de la puerta, más de treinta
muertos, reclamaban incansables a sus presas.
Y tarde o
temprano, las atraparían.
viernes, 3 de enero de 2014
13.2
SIN SALIDA
Aquella frase golpeó como plomo a
todos los supervivientes. Estaban en una cárcel… Esas palabras eran las más
reales pero más atormentadoras que habían escuchado hasta ese momento.
-¡Estamos
y moriremos en esta puta cárcel si no hacemos nada para evitarlo! –Replicó
Nacho intentando levantar la moral de sus amigos
-¿Y
qué coño quieres hacer? –Preguntó Rubén perdido de los nervios.
-Sencillo.
Escapar por la única salida posible: las ventanas –contestó Nacho.
-¿Pero
tú has escuchado algo, Baquetas? –Refutó Isma.
-Dejadme
explicar; es muy sencillo. Solo tenemos que entrar en el cuartito y coger algo
que nos sea útil –comenzó a explicar el adolescente mientras ya ponía rumbo al
lugar citado.- Además, cuando escapemos, probablemente necesitemos material, en
ese cuarto, Jaime guarda de todo. Tendremos todo lo que necesitamos.
-Y
cabe la posibilidad de que también haya medicamentos para Pablo. Es verdad
–comentó Ángel esperanzando levantándose de la pared en la que se había
apoyado.-, ¡Puede ser una mina de oro!
El
resto del grupo se miró, quizás abrir aquella puerta era la única que opción
que tenían para poder escapar de allí con vida.
Nacho
apoyó la Glock en la mesa más cercana y agarró el pomo de la puerta que cerraba
el cuarto. Con un fuerte tirón, la abrió.
Se
estremeció al llegarle a las fosas nasales, un leve aroma a sangre y a partir
de ese momento, todo sucedió muy rápido.
Un
montón de material de laboratorio amontonado en el interior del cuarto, al lado
de la puerta de este, se vino abajo con un gran estruendo al caer y
fragmentarse en el suelo. Tras eso, de la oscuridad de la habitación,
emergieron un par de brazos de un color cerúleo y después, el resto del cuerpo.
El profesor de Física y Química, un hombre de unos cincuenta años, con un polo azul
marino teñido en sangre estirado debido a la barriga cervecera, una expresión
muerta en los ojos y una boca ensangrentada y ferozmente abierta. Un No-Muerto.
Los
reflejos obtenidos a través del judo, fueron lo que le salvaron la vida a Nacho
en ese preciso instante. Consiguió dar un veloz paso atrás que evitó que el
No-Muerto le sentenciara con una devastadora dentellada en la yugular.
Sin
embargo, el muerto tropezó con todo el material de laboratorio, desperdigado
por el suelo y dio un par de traspiés para a continuación, caer encima del adolescente.
Nacho, no consiguió alcanzar la pistola antes de que todo el peso de su
ex-profesor le cayera encima y con él impulso de los dos, acabasen aterrizando
en el suelo.
El
adolescente tenía al monstruo totalmente pegado a él, casi podía sentir su respiración,
si la tuviese. Consiguió mantener la boca del No-Muerto alejado de su carne al
sujetarle los brazos y tener la pierna derecha semiflexionada entre los dos.
-¡AYUDA!
–Gritó Nacho desesperado comenzando a notar dolorosos calambres en los brazos al
mantenerlo encima suya impidiendo que el enloquecido profesor clavase sus
dientes es su cuerpo.- ¡Joder, sacádmelo de encima!
Ángel
pensó a toda velocidad y mientras Isma, Zoey y Rubén se levantaban corriendo a
liberar a Nacho del No-Muerto, él corrió a por la Glock.
El
muerto, sin demostrar ninguna sensación de cansancio, continuaba su cometido de
mater y devorar a su presa. Abría y cerraba la mandíbula sin cesar, cada vez
más cerca del cuello de Nacho, más cerca.
El
chico ya no podía más, más cerca.
Con
un gruñido de dolor, Nacho, notó como los dientes del No-Muerto estaban a menos
de cinco centímetros de su cuello y cada vez aun más cerca, más cerca, más…
Un
aullido de sorpresa resonó por toda la clase, un gritó que estremeció y dejó
sin respiración a los seis supervivientes. El rostro de Nacho palideció al
momento. Ese grito había emergido de su propia garganta al notar como el
No-Muerto cerraba sus fauces sobre él. No sintió dolor, solo algo líquido y
pegajoso sobre la base de su cuello, ¿Así era la muerte?
domingo, 8 de diciembre de 2013
13.1
SIN SALIDA
La habitación estaba oscura,
iluminada solo por algún atrevido rayo de Sol que se colaba a través de las
persianas mal cerradas. Un constante goteo hacía eco en toda el aula, alguien
se habría dejado uno de los grifos mal cerrado. Nacho se acordó de mala manera
en todos los parientes de ese inconsciente. Escuchar aquel incansable goteo
cuando uno está a punto de perder la cabeza, era una mala combinación.
Era
aterrador por varias razones: la primera, era la ausencia total de luz, sonido
y movimiento. La segunda y más devastadora, era que mientras en esa habitación
cubierta de grotescas y espectrales sombras, reinaba el silencio, en el
exterior, miles de gritos, golpes y aquel sonido que siempre acompañaba al
gemido: el arrastre. En un completo silencio, oír esa especie de arrastre
contra el suelo acompañado con algún ocasional gemido, podía poner incluso al
hombre más valiente del mundo, los pelos de punta.
Moviéndose
entre las sombras, el chico alcanzó a encontrar el interruptor y súbitamente
todos los brillantes y blancos focos, iluminaron toda el aula de Física y
Química. Con una fugaz pasada de vista, Nacho comprobó que entre las cuatro
largas mesas que componían la clase, no había ningún No-Muerto. En efecto, el
aula estaba vacía a excepción de los adolescentes que ahora habían entrado para
refugiarse.
Con
el miedo chorreando por todos los poros de la piel, los seis supervivientes se
derrumbaron temblorosos y agotados sobre el primer lugar que encontraron, sin
importar si era cómodo o no. La comodidad no era lo que más les importaba en
una circunstancia en la que sus vidas estaban en juego.
Nacho,
pronto se dio cuenta de la magnitud de la situación: estaban solos, sin salida
y rodeado de centenares de No-Muertos. Sin poder apartar la vista de la puerta,
veía como esta, temblaba cada vez que uno de esos seres descargaba con fiereza
un puñetazo sobre ella.
Ya
no se escuchaba ningún otro ruido que no fuese los constantes golpes en la
puerta. Nacho se levantó agitado, captando la atención de todos sus compañeros,
excepto la de Pablo, que con cara pálida y sudorosa, luchaba por mantenerse
consciente, pero su herida era grave y le dolía mucho.
Era
cuestión de minutos que aquella puerta de madera barata –típica de cualquier
colegio-, cediese ante el imponente peso de esas cosas que, a cada segundo que
pasaba, aumentaban su número golpeando la madera.
-¡Tenemos
que salir de aquí! –Vociferó el chico dirigiéndose al pequeño cuarto que había
en la esquina contraria de la clase que Jaime, el profesor, utilizaba como
desván de miles de reliquias: desde material de laboratorio hasta todas las
pertenencias confiscadas durante años a los alumnos, desde películas hasta una
espada vikinga.- La puerta no va a resistir mucho tiempo.
-Te
recuerdo que Pablo se está desangrando… -Comentó Rubén negando la realidad.
Sabía de sobra que el miedo se había apoderado de él y aunque quisiese
sobrevivir, no podía hacer nada para sacarse aquel terror.
-También
hay que destacar que estamos en una clase. La única salida es la misma entrada
–recordó Ángel escuchando amargamente sus propias palabras. Era verdad, no
había escapatoria. Aquello no era como en las películas o libros en donde los
personajes siempre encontraban una segunda salida o una puerta trasera.
-¿Y
las ventanas? –Preguntó Zoey arrepintiéndose al instante de aquellas estúpidas
palabras que acababan de salir de su boca.
-Las
ventanas tienen barrotes –contestó Isma con la mirada fija en los hierros de
las ventanas. Aquellas barras, habían sido construidas con muy buena intención,
para que nunca hubiese un desafortunado accidente. Sin embargo, aquella buena
obra, era ahora su sentencia.- ¡Esto es una jodida cárcel!
sábado, 30 de noviembre de 2013
12
RATONERA
Tenía
una mínima de cómo cargar del todo y utilizar aquella glock, gracias a que de
vez en cuando, jugaba al airsoft con sus amigos. Un juego en el que se utilizan
réplicas muy reales de armas de todo tipo y balas de plástico para matarse
entre amigos divididos en equipos y pasar un buen fin de semana.
Nacho
apuntó el arma acompañado de temblores de miedo contra un ser y abrió fuego.
Sorprendido por el retroceso del arma, se detuvo un instante mientras veía caer
el pesado cuerpo del No-Muerto al suelo, pero pronto, se volvió a levantar.
Consiguieron
salir al exterior del aula llegando al pasillo. Nacho comprobó que las
escaleras que conducían definitivamente al aire libre, estaba invadida por una
inmensa marea de No-Muertos. Intentar salir por ese lugar, no era una opción.
Con un movimiento de cabeza, Ángel le indicó que entrasen en el aula de Física
en la que normalmente, a primera hora de un jueves, está vacía.
-¡Rápido,
a clase de Física! –gritó Nacho para que los que estaban atrás del grupo
supiesen hacia donde poner rumbo.
Zoey
y Rubén, que se encontraba en la cola del grupo intentando proteger la
retaguardia, oyeron el mensaje y pusieron rumbo a la clase que se encontraba al
lado: la de Física. Pero antes de llegar hasta allí, Rubén desvió la mirada por
última vez a la clase de historia, donde hasta hace escasos segundos, habían
estado ellos. En la entrada de esta,
unas dos docenas de No-Muertos, estaban devorando el cadáver del
policía. Pero lo que más le aterrorizó fue lo que vio después. Del aula, salió
una atractiva adolescente de corta falda y camiseta de tirantes ajustada,
empapada totalmente en sangre. Tenía una horrible herida en la base del cuello
y tenía una amputación severa, ¡Le faltaba todo el brazo derecho! Con un gemido
seco, aquella muchacha comenzó a caminar hacía él mientras una hilera de
intestinos bañados en sangre, salían de su abdomen y se enredaban en sus pies.
La chica, con venas oscuras remarcadas sobre una pálida piel, le miró con unos
ojos muertos de córnea amarilla. Una devastadora y profunda herida, resaltaba
en la cara de la joven.
Rubén
no pudo hacer más que vomitar al ver aquello, ¡Esa chica era Paula!, la amiga
de su clase a la que inútilmente, minutos antes había intentado salvarle la
vida. Y ahora estaba allí, andando como si todas aquellas heridas mortales que
tenía en su atractivo cuerpo, nunca hubiesen sido infringidas. Pero estaba
muerta, rematadamente muerte. En ese momento, Paula era un No-Muerto e iba a
por su carne.
¿Qué
significaba eso? ¿Era algún tipo de virus que si uno moría revivía como otro
más de esos diabólicos seres?
Ángel se adelantó para abrir la
puerta del aula de Física y con una rápido movimiento mandó entrar a todos, no
podían perder más tiempo, tenían a los muertos en los talones.
-¡Rápido,
entrad! –chilló Nacho colocándose a un lado de la entrada exterior dejando paso
a sus amigos para que entrasen mientras él los intentaba cubrir. Ángel entró el primero seguido del mareado Pablo
apoyado en Isma.
Zoey vio que Rubén estaba
paralizado observando a la nueva Paula, de un tirón, en el brazo, hizo que el
comunista empezase a reaccionar. Siguieron al grupo hasta la entrada pero un
No-Muerto agarró el tobillo de la chica.
-¡Joder!
–gritó Zoey intentando zafarse de las fuertes garras del monstruo. Rubén, con
un potente pisotón liberó a la joven, no iba a permitir que otra persona más
muriese sin él poder hacer nada. Pero de repente, unas frías manos le agarraron
por los hombros.
Todo
sucedió muy rápido, notaba como las manos aumentaron la presión del agarre y un
escalofrió recorrió su empapada espalda bañada en sudor cuando sintió que una
dentadura empezaba a rozar su cuello.
-Ayud…
-La palabra suplicante se vio interrumpida por el estruendo de un disparo.
Algo
extremadamente caliente, pasó muy cerca de la cara del comunista impactando de
lleno en la frente de Paula. Salpicaduras de gotas rojas de sangre rociaron la
aterrorizada y confusa cara de Rubén. La No-Muerto, salió despedida un par de
metros hacia atrás, momento que Zoey utilizó para devolverle el favor a su
amigo y ayudarle. Tirando de él, se dirigieron al interior de la clase que
ahora utilizarían como refugio. Antes de cerrar la puerta, Nacho realizo una
última visión del panorama.
A
lo largo de todo aquel edificio, se escuchaban gemidos y aullidos. Aquellos
gritos de dolor eran de otros supervivientes de otras clases que no habían
podido escapar de los No-Muertos. Vio como cinco de esos infernales seres
ponían rumbo a su refugio y sin detenerse más, cerraron la puerta de la clase.
domingo, 10 de noviembre de 2013
12
RATONERA
La situación era crítica pero no
dejaba de ser surrealista; los estudiantes que hasta hacía poco se habían dado
por muertos, se levantaron y como si nada hubiera ocurrido, comenzaron a
caminar. Pero caminaron para buscar comida y esa comida no era otra cosa que
carne humana. Carne humana viva.
Y
por sin no fuera poco, el panorama empeoraba por momentos. Rubén e Isma
luchaban contra dos No-Muertos mientras con repugnancia, observaban como cuatro
o cinco de esos seres, se estaban comiendo a Paula.
Mientras,
el policía ya había gastado su munición y al tiempo que recargaba, Ángel y
Nacho lo cubrían como podían golpeando con furia a sus antiguos compañeros y
es, aunque les doliese luchar a muerte contra lo que fueron hasta hace unos
escasos cuarenta y cinco minutos eran amigos suyos, no podían aflojar la
fuerza. Si lo hacían, morirían. En realidad, había dos opciones, rendirse y
convertirse en comida para los trastornados No-Muertos o, no aflojar la furia y
sobrevivir. Y sin dudarlo, habían escogido realizar la segunda opción.
Un
grito femenino, puso los pelos de punta a Nacho al reconocer aquella voz. ¡Era
Zoey! Un No-Muerto se había abalanzado contra ella pero Pablo, le había
propinado una patada en el estómago que hizo retroceder al ser un par de metros
hacia atrás. Pero el muerto, no se rindió y de nuevo, atacó a la pareja que no
se dio cuenta que por su espalda se acercaba otro No-Muerto.
-¡PABLO,
ZOEY! ¡A VUESTRA ESPALDA! –Gritó Nacho con todas sus fuerzas haciéndose oír por
encima de los gritos, los golpes, los disparos pero sobre todo, de los gemidos.
La pareja se giró para ver como un No-Muerto se lanzaba contra ellos. Con
dificultad en el último instante lo consiguieron esquivar.
-¡Hay
que salir de la clase! –Vociferó Ángel proporcionando una patada digna de un
elevado cinturón de kung en pleno pecho a un No-Muerto.- ¡Si continuamos aquí,
nos atraparan! ¡Estamos en una jodida ratonera!
Isma
y Rubén consiguieron abrirse paso costosamente entre la multitud de No-Muertos
para llegar al grupo que se encontraba formado en el centro de la clase por el
resto de los supervivientes.
-¡El
chico tiene razón! –Gritó el policía al tiempo que abría fuego contra una joven
de pelo negro que se acercaba peligrosamente a Pablo.- ¡Tenemos que salir!
El
agente se puso en la cabecera del grupo y disparando, empezó a abrir camino al
resto de los vivos. O lo intentaba, ya que los No-Muertos eran demasiados
numerosos. ¿Cuántos habría? ¿Cincuenta, sesenta? Por cada uno que caía,
aparecían dos o tres más. Un aullido desgarrador resonó en la clase cuando un
muerto arrastrándose en el suelo, mordió en el gemelo derecho a Pablo. Con una
fuerte patada en plena sien, Isma consiguió liberar al herido de la dentellada,
pero la mordedura había hecho su función. Pablo notó algo pegajoso en los
pantalones, bajó la mirada y comprobó mareándose, que sus pantalones estaban
totalmente empapados de sangre. El comunista, le ayudó a continuar la huida
dejando al compañero de su clase, que se apoyase en él.
-¡Mierda,
tengo que recargar! –gritó el policía cuando se dio cuenta de que su arma había
dejado de disparar y hacía el característico click informador de que la munición se había agotado.
Media
docena de esos seres, aprovecharon ese instante de vulnerabilidad para
abalanzarse sobre el indefenso agente. Este no pudo hace más que soltar la
pistola a medio cargar, lanzando un aullido de dolor y sorpresa. Nacho recogió
su pistola mientras el policía desaparecía bajo una inmensa masa de No-Muertos
que aumentaba por segundo.
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