11.4
…LOS MUERTOS CAMINARÁN SOBRE LA TIERRA
Rubén, que fue
el primero en reaccionar, corrió a salvarla y con un empujón, consiguió liberar
a Paula de las fauces de aquel monstruo.
Pero de nuevo,
el No-Muerto, no vaciló en detenerse y con los brazos extendidos y realizando
un sonoro gemido, se abalanzó contra Rubén. El comunista, que agarraba por la
cintura a la dañada Paula, se disponía a propinarle una patada al ser demoníaco
cuando notó que la chica a la que sostenía, caía al suelo.
Y es que,
aunque Rubén no lo supiese, los segundos que le quedaban de vida a Paula,
estaban contados. El mordisco, le había arrancado la carótida y su cerebro, se
estaba muriendo por falta de riego al tiempo, que se desangraba.
-Rubén… -balbuceó
la chica mientras su compañero comunista le observaba con horror la herida que
le había condenado.- Ayuda…
Pero antes de
ver como la luz de la vida se escapaban de los ojos de Paula, Rubén tuvo que
protegerse malamente contra el nuevo ataque del No-Muerto. Forcejeando,
consiguió que no le inyectase los dientes en el hombro, pero no lo conseguiría
mantener a raya infinitamente.
Cuando tenía
los dientes del maligno caníbal a menos de diez centímetros de la base de su
cuello, llegó Isma que agarrando de la camiseta blanca -teñida en sangre- del
No-Muerto, lo consiguió apartar el tiempo y la distancia suficiente para
liberar a Rubén del forcejeo contra aquel ser.
Las cosas se
estaban complicando por momentos. Todos los que, durante la agonía de la tos,
habían muerto, ahora estaban reviviendo en busca de la carne de los vivos.
En aquel
preciso instante, había comenzado el apocalipsis. Aquello, había marcado el
principio del fin de la raza humana.
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